# MOVED HERE!

Devocional 27 Febrero 2025

February 27, 2025 • Steve Torres
"Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén."(Apocalipsis 7:11-12, RVR1960)

Cuando leemos la Biblia, tenemos la tentación de no leer los pasajes que consideramos repetitivos. Aquí tenemos un caso así. Pero ¡miren la lista! En Apocalipsis 5:11-12, la hueste celestial proclama que el Cordero es digno de recibir riquezas entre los demás atributos de Su majestad. Sin embargo, en Apocalipsis 7:11-12, esa riqueza se sustituye por acción de gracias. ¿Qué ha cambiado? La respuesta se encuentra unos versículos antes: “¡La salvación pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero!”. (Ap. 7:10).

En Apocalipsis 5, Cristo es declarado digno de recibir todas las cosas, incluida la riqueza de su reino. En Apocalipsis 7, esa riqueza se ha derramado por completo, y la multitud, de pie con vestiduras blancas ante el trono, responde ahora, no con hosannas suplicando la salvación, sino con acción de gracias porque la salvación se ha logrado. Lo que antes anhelaban, ahora lo poseen.

Esta riqueza, las riquezas de la gracia de Dios, es lo que Pablo describe en Efesios 2:7-8. La gloria de la salvación no es una mera liberación, sino la inmensa abundancia de su misericordia, su bondad y su amor. Esta es la riqueza que ahora inspira una acción de gracias sin fin.

Pablo vuelve a hablar de esta riqueza en Romanos 9:22-24, donde revela que Dios ha soportado pacientemente los vasos de ira (Ap. 6:12-17) “para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria”. Los redimidos están ante el trono porque han recibido esta riqueza, no por sus propios méritos, sino porque Dios, en su gran misericordia, ha derramado sobre ellos las riquezas de su gracia. Su ira y su gracia se entremezclan para siempre en su cruz.

La adoración del Cielo pasa del anhelo a la plenitud, de la expectación a la gratitud. Nosotros también vivimos en la tensión entre estas realidades. Clamamos por la liberación, pero también nos mantenemos firmes en la seguridad de que Dios ya ha provisto todo en Cristo. Que nuestra adoración esté llena de acción de gracias, porque la riqueza de su gracia ya es nuestra.

Share this post: