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Devocional 14 Marzo 2025

March 14, 2025 • Steve Torres
"Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas." (Apocalipsis 10:1-4, RVR1960)

En esta sorprendente visión, Juan ve a un ángel poderoso, que sólo puede ser identificado como Jesús mismo. El aspecto del ángel refleja la descripción de la gloria divina de Cristo (Apocalipsis 1:13-16). Con un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra, Jesús se sitúa como Rey soberano sobre judíos y gentiles por igual, un recordatorio de que Su reinado se extiende a todos los rincones de la creación.

Cuando el ángel grita, su voz es como el rugido de un león. Esto recuerda pasajes como Oseas 11:10: “En pos de Jehová caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente”. Jesús, el León de Judá (Apocalipsis 5:5), proclama su autoridad sobre las naciones. Los siete truenos que siguen parecen hacerse eco de la voz de aprobación de Dios, muy parecidas a las palabras del Padre en el bautismo de Jesús (Mateo 3:17).

Sin embargo, se le dice a Juan que no registre lo que han dicho los truenos. Esto nos recuerda que, aunque Dios revela muchas cosas, Su plan completo aún no ha sido revelado. La destrucción de Jerusalén no era el final; los propósitos de Dios continuarían mientras el Evangelio se extendía por todas las naciones (Mateo 24:14).

Este silencio nos recuerda que debemos confiar en Dios cuando sus planes parecen poco claros. Del mismo modo que la Iglesia primitiva soportó dificultades, viendo sólo una parte del designio de Dios, también nosotros podemos enfrentarnos a épocas de confusión o espera. Sin embargo, el rugido de Jesús sigue resonando, y su Evangelio sigue avanzando.

Incluso cuando no tenemos todas las respuestas, podemos estar seguros de esto: El plan de Dios se está desarrollando, y Cristo reina como Rey sobre todo. Confía en Él, porque el León que ruge es también el Cordero que salva.

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