Esta gloriosa escena revela el triunfo de Jesús como Rey. Los ancianos declaran que el reino de este mundo se ha convertido en el reino de Cristo - haciéndose eco de la promesa del Salmo 2, donde Dios declara de su Hijo: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Salmo 2:8).
El Salmo 2 también advierte que las naciones se amotinan contra el ungido de Dios (Salmo 2:1-3), pero a pesar de su rebelión, la victoria de Cristo es segura. Apocalipsis 11 muestra que Él reina incluso ahora, llevando a cabo su plan perfecto. Como escribe Pablo: “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.” (1 Corintios 15:25).
Esto es motivo de alegría. Jesús no está esperando a ocupar su trono, sino que reina hoy. Aunque el mundo parezca caótico, Su reino avanza. Está reuniendo a su pueblo, defendiendo a su Iglesia y sometiendo a sus enemigos. Nada escapa a su control.
La escena concluye con el templo abriéndose para revelar el arca del pacto, un recordatorio de que las promesas de Dios son seguras. Su pacto, aunque oculto durante un tiempo, se revela ahora. Su fidelidad a su pueblo nunca fallará.
Alégrate de esta verdad. Cristo reina ahora, y Su reinado nunca terminará. Aunque el mundo se rebele, el Rey está en Su trono - y nada puede impedir que Su reino llene la tierra con Su gloria.