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Devocional 22 Marzo 2025

March 22, 2025 • Steve Torres
"Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. 2Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. 3Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, 4y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? 5También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. 6Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. 7Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. 9Si alguno tiene oído, oiga. 10Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos". (Apocalipsis 13:1-10 RVR1960)

La bestia de Apocalipsis 13 refleja el poder y la crueldad de Roma. Con elementos semejantes a los imperios descritos en la visión de Daniel (Daniel 7), Roma encarnaba el orgullo de Babilonia, el dominio de Persia y la influencia cultural de Grecia. Su herida aparentemente mortal -el caos que siguió al asesinato de Julio César- parecía amenazar su supervivencia. Sin embargo, Roma revivió bajo Tiberio, inspirando admiración en todo el mundo conocido. Tan poderosa era la influencia de Roma que los judíos, durante el juicio de Jesús, gritaron: “No tenemos más rey que el César” (Juan 19:15).

Pero a la bestia se le conceden tres años y medio para gobernar, es decir, un gobierno limitado. Este número simboliza lo incompleto. No era el siete, el símbolo de la plenitud divina, sino un gobierno limitado que terminaría.

Como los emperadores de Roma exigían culto -algunos incluso pretendían la divinidad-, los creyentes se enfrentaron a una persecución implacable. Nerón, y más tarde Domiciano y otros trataron de aplastar esta nueva fe. Sin embargo, el mandato al pueblo de Dios seguía siendo claro: perseverar. Tanto si se enfrentaban a la cárcel, a la violencia o incluso a la muerte, los cristianos estaban llamados a mantenerse firmes en su fe.

Puede que las “bestias” de hoy no lleven coronas ni se sienten en tronos, pero siguen exigiendo lealtad. Los sistemas corruptos, las presiones culturales o las ideologías hostiles a la verdad de Dios pueden desafiar nuestra fe. Sin embargo, el mensaje del Apocalipsis sigue siendo cierto: los santos deben resistir, ya sea en la comodidad o en la dificultad, debemos permanecer firmes, confiando en que el reino de Dios sobrevivirá a todo poder terrenal. (Filipenses 4:11-13)

Mantente firme. Ninguna bestia, ningún imperio, ninguna amenaza puede prevalecer sobre la victoria asegurada en Cristo.

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