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Devocional 25 Marzo 2025

March 25, 2025 • Steve Torres
"Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis." (Apocalipsis 13:15-18 RVR1960)

Los primeros cristianos que recibieron la carta de Juan habrían reconocido las imágenes de este pasaje. La imagen hablante de la bestia se hace eco de la burla del Antiguo Testamento hacia los ídolos: “Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven” (Salmo 115:5). Las estatuas sin vida, impotentes pero adoradas, simbolizaban el vacío de la falsa religión. Aquí, en el Apocalipsis, sin embargo, el falso sistema parece más peligroso: a esta imagen se le da aliento, se le hace hablar y exige una lealtad mortal.

Esto conecta directamente con la práctica del culto al emperador en el Imperio Romano. El número 666 apunta a Nerón, un gobernante famoso por su crueldad que pretendía ser divino. Se hacía llamar “la bestia”, y muchos en la iglesia del primer siglo entendieron este pasaje como una advertencia contra ceder a la presión de su régimen corrupto.

La marca en la frente y en la mano también tiene un significado del Antiguo Testamento. Dios ordenó a Israel que atara Su Palabra a sus frentes y manos como recordatorio constante de Su autoridad sobre sus pensamientos y acciones (Deuteronomio 6:8). La marca de la bestia es una oscura inversión de esto: una señal de que la mente y las acciones de una persona se han entregado a un poder corrupto.

Aunque este pasaje se dirigía directamente a la Iglesia del primer siglo, su advertencia sigue siendo válida hoy en día. Siguen surgiendo sistemas de poder que exigen lealtad en lugar de Dios. Las ideologías que moldean la forma de pensar y actuar de las personas pueden influir sutilmente en los creyentes, alejando sus mentes y sus manos de la verdad de Dios.

Por eso debemos preguntarnos ¿Qué modela mis pensamientos? ¿Qué dirige mis acciones? La llamada del Apocalipsis no es sólo a reconocer los sistemas falsos, sino a resistir activamente su influencia. Nuestro objetivo es estar marcados por la Palabra de Dios: mentes renovadas por su verdad y manos comprometidas con su obra.

A medida que la cultura nos presiona para que nos dobleguemos o conformemos, debemos ser diligentes para asegurarnos de que nuestros corazones están marcados por las Escrituras. Al hacerlo, no nos alineamos con la marca de la bestia, sino con el sello de Dios - una marca de vida verdadera y esperanza eterna.

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