La imagen de los 144.000 de pie con el Cordero en el Monte Sión es una imagen de aquellos que permanecieron fieles a Cristo. Marcados con Su nombre, son apartados - sellados como Suyos. Su pureza no tiene que ver con el celibato, sino con permanecer separados de la corrupción del mundo. Se les describe como “vírgenes”, enfatizando su compromiso de vivir en santidad, negándose a comprometer su lealtad a Cristo.
Estos seguidores cantan un “cántico nuevo”, el cántico de la redención. Es una canción que ningún ángel o criatura celestial puede aprender porque pertenece únicamente a aquellos que han experimentado la salvación. Los redimidos por Cristo llevan un testimonio que nadie más puede compartir: una comprensión personal de la gracia, el perdón y la transformación.
Su atributo definitorio es que “siguen al Cordero por dondequiera que va”. Esto habla de una vida de obediencia, confianza y devoción inquebrantable. El camino puede pasar por dificultades, pero su lealtad es firme. Han sido “comprados a la humanidad”, un recordatorio de que la salvación llega a costa del sacrificio del Cordero.
Al reflexionar sobre este pasaje, considera lo que significa seguir al Cordero en tu vida diaria. ¿Estás marcado con Su nombre? ¿Está tu vida apartada de una manera que refleja Su santidad? Los redimidos están llamados no sólo a creer, sino también a seguir fielmente Sus pasos, a través de la prueba, el sacrificio y la alegría.