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Devocional 27 Marzo 2025

March 27, 2025 • Steve Torres
"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." (Apocalipsis 14:6-7 RVR1960).

En esta poderosa visión, Juan ve a un ángel que proclama el Evangelio eterno a las naciones. Aunque este ángel puede simbolizar a un mensajero celestial, también refleja el papel del pueblo de Dios en la declaración de Su verdad al mundo. Así como la segunda bestia de Apocalipsis 13 propaga el engaño, los creyentes están llamados a proclamar el verdadero Evangelio con urgencia y audacia.

El mensaje del ángel se centra en dos puntos vitales: la llamada a “temer a Dios y darle gloria” y el recordatorio de que “ha llegado la hora de su juicio”. Esta llamada al arrepentimiento y a la adoración no es opcional; es esencial. Toda persona debe reconocer a Jesús como Señor y someterse a su reinado. La proclamación del ángel refleja la urgente responsabilidad de los creyentes de compartir esta verdad. Romanos 1 subraya esta misma realidad, advirtiendo que la ira de Dios se revela “contra toda impiedad e injusticia de los hombres” (Romanos 1:18). Los que impiden la verdad y rechazan la clara revelación de Dios “no tienen excusa” (Romanos 1:20). El mensaje del ángel se hace eco de esta verdad: el juicio no es arbitrario, sino una respuesta justa a la rebelión voluntaria de la humanidad.

El juicio es seguro. Ya sea que ese juicio llegue al final de los días o en el último aliento de un individuo, el tiempo para volverse a Cristo es limitado. Como creyentes, debemos comprender el peso de esta realidad. El Evangelio que llevamos es un mensaje de salvación, pero también lleva una advertencia: los que rechazan a Cristo se enfrentarán al justo juicio de Dios.

El anuncio global del ángel nos recuerda que nadie está excluido de esta llamada. Nuestra misión es clara: proclamar a Cristo a toda nación, tribu y lengua. La tarea es urgente porque la eternidad pende de un hilo. Dejemos que esta visión del Apocalipsis nos impulse a hablar con valentía, confiando en que Dios obrará a través de nuestra fidelidad para atraer a los pecadores hacia Él.

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