La majestad de Jesús, proclamada en el capítulo inicial de Hebreos, no se deja a la especulación ni a las reflexiones filosóficas. Dios mismo confirmó el mensaje del Evangelio con poder: mediante señales, prodigios, milagros y los dones del Espíritu Santo. No se trataba de meros espectáculos o herramientas para el entretenimiento espiritual: eran afirmaciones divinas de que Jesús era quien decía ser: Dios en carne y hueso.
Jesús no hizo afirmaciones circulares (“Soy Dios porque digo que lo soy”), el Padre dio testimonio del Hijo. La naturaleza le obedeció. Los demonios huyeron. Los muertos resucitaron. Y tras su resurrección, el Espíritu Santo capacitó a su pueblo para testificar con valentía, con dones sobrenaturales que testificaban la verdad que Dios había expresado final y plenamente en su Hijo (Hebreos 1:2).
Pero el escritor de Hebreos es claro: estas demostraciones divinas nunca pretendieron convertirse en fines en sí mismas. No eran juguetes con los que jugar ni pruebas de espiritualidad personal. Eran validaciones del mensaje único. Cuando los apóstoles predicaban a Cristo, Dios subrayaba su testimonio, para que nosotros no tuviéramos excusa para alejarnos (Hebreos 2:1-3).
Así que cuidado, querido lector, con la interminable búsqueda de lo “nuevo”. Este pasaje es tanto una validación de la Divinidad de Jesús, como una advertencia contra la búsqueda de alguien que enseñe algo “nuevo”. Inevitablemente, los falsos maestros entienden que necesitan producir milagros, y algunos parecen hacerlo. Pero incluso en la pretensión, fallan, porque al enseñar una “nueva revelación”, están pretendiendo ser un mejor “revelador” de Dios que Jesús mismo, Dios en la carne. Como nos muestra Hebreos 1:3, Jesús es la revelación completa de Dios. Tenga cuidado con aquellos que afirman tener revelaciones recientes, visitas al cielo o enseñanzas secretas dadas por ángeles. Como advirtió Pablo, aunque un ángel predique otro evangelio, sea anatema (Gálatas 1:8) y, sin embargo, ¿cuántas religiones falsas se han iniciado a partir de un supuesto ángel que trae una “nueva” revelación? Me vienen a la mente el Islam y el Mormonismo, así como todos esos predicadores que afirman visitar regularmente a los ángeles, o que son capaces de visitar el cielo, sin embargo su mensaje nunca concuerda con la Palabra de Dios. No hay verdad más “fresca” que Jesús, ni mayor señal que Su muerte y resurrección.
Dios ya ha hablado. Las señales ya han dado testimonio. Cristo es suficiente. No hay mayor revelación que Jesús, nunca la habrá. Prestemos mucha atención.