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Devocional 06 Junio 2025

June 06, 2025 • Steve Torres
"el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza." (Hebreos 3:2-6, RVR1960)

Para muchos hoy en día, la idea de que Jesús es más grande que Moisés parece obvia. Pero para los oyentes originales de Hebreos, esto era monumental. Moisés no era solo un profeta, era EL profeta. A menudo se hablaba de la Ley de Dios como la Ley de Moisés (Nehemías 8:1, 8). Moisés se presentó ante el faraón como la voz de Dios y el Señor le dijo: “tú serás para él en lugar de Dios” (Éxodo 4:16). Era un mediador, una sombra de algo más grande.

Pero Hebreos nos recuerda: Moisés era un siervo en la casa, Jesús es el Hijo sobre la casa. Moisés reflejó la gloria de Dios desde el monte Sinaí, pero pereció (2 Corintios 3:7, 13). Cristo es el resplandor de la gloria de Dios (Hebreos 1:3), y su gloria no se perece, transforma ( 2 Corintios 3:18).

Moisés entregó la Palabra de Dios; Jesús es la Palabra hecha carne (Juan 1:14). A Moisés se le prohibió entrar en la tierra prometida por desobediencia (Números 20:12), pero Jesús fue perfectamente obediente, incluso hasta la muerte en una cruz (Filipenses 2:8). Él no es “en lugar de Dios,” Él es Dios (Juan 1:1; Colosenses 2:9).

El Antiguo Pacto cumplió su propósito, pero era temporal, y nos señalaba a Aquel que trae un pacto mejor (Hebreos 8:6). Ahora que Cristo ha venido, el velo se ha levantado y vemos con claridad. Por eso no nos aferramos a las sombras, sino que nos aferramos a Cristo.

Y como tenemos tal esperanza, “hablamos con mucha franqueza” o “valentia” (2 Corintios 3:12). Valientes en la verdad. Valientes en la gracia. Valientes en la gloria que nunca se desvanecerá.

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