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Devotional 27 Junio 2025

June 27, 2025 • Steve Torres

Hebreos 7:20-22.jpg

"Y esto no fue hecho sin juramento; porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero este, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto" (Hebreos 7:20-22, RVR1960)

A lo largo de la historia redentora, los sacerdotes actuaron como mediadores, interponiéndose entre un Dios santo y un pueblo pecador. Bajo el antiguo pacto, el sacerdocio era temporal y cambiante. Los sacerdotes vivían, morían y eran sustituidos. El pacto que mediaban siempre apuntaba hacia algo más grande. Pero ahora, en Jesucristo, las sombras han pasado y ha llegado la realidad.

El autor de Hebreos llama nuestra atención sobre algo que Dios nunca había hecho con los sacerdotes anteriores: hizo a Jesús sacerdote con un juramento. Dios juró: «Tú eres sacerdote para siempre» (Salmo 110:4), y ese juramento lo cambia todo. Significa que el sacerdocio de Jesús no es temporal, sino eterno. Significa que no habrá ningún nuevo sumo sacerdote. Ningún nuevo orden. No habrá otro nuevo pacto. Debido a que Jesús continúa para siempre, no hay nadie que venga después de Él. Y no hay necesidad.

Las implicaciones son enormes. No necesitas otro sacerdote, un papa, un santo o un mediador especial para acercarte a Dios. Si estás en Cristo, ya tienes al único Sumo Sacerdote que necesitarás jamás. A través de Él, tienes acceso directo al trono de la gracia (Hebreos 4:14-16). Y no solo te acercas a Dios, sino que le perteneces para siempre.

Pedro nos recuerda que ahora somos un sacerdocio real (1 Pedro 2:9), no porque nos interponemos entre Dios y los demás, sino porque a través de Jesús, todos nos acercamos ahora. Ya no tenemos que atravesar los muros del templo, los velos o los intermediarios. Cristo ha derribado todas las barreras.

Así que ten confianza hoy, no en ti mismo, ni en tus esfuerzos religiosos, y ciertamente no en ningún mediador terrenal, sino en Jesús, tu Sumo Sacerdote eterno. El pacto que Él trae es mejor, porque Él mismo es mejor. Y nunca será reemplazado.

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