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Devotional 15 Julio 2025

July 15, 2025 • Steve Torres

Hebreos 11:2-3.jpg

"Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía." (Hebreos 11:2-3, RVR1960)

La fe no es un complemento de la vida cristiana, sino que es la vida misma. El autor de Hebreos nos recuerda que el pueblo de Dios siempre se ha caracterizado por su fe. «Por ella», es decir, por la fe, los antiguos recibieron su aprobación. No fueron honrados por su fuerza, su brillantez o sus logros, sino porque creyeron en Dios. Al igual que Abraham en Génesis 15, fueron considerados justos porque confiaron en la palabra del Señor. Y como ya ha declarado Hebreos, “el justo vivirá por fe” (Heb. 10:38).

El mismo Jesús se hizo eco de esta verdad: “El que cree en mí, tiene vida eterna. “ (Juan 6:47). La fe no es solo el medio por el cual somos salvos, es la evidencia de que estamos verdaderamente vivos. Por el contrario, cuando Adán desobedeció a Dios, murió, no solo físicamente, sino espiritualmente. La vida separada de la palabra de Dios es muerte. La vida a través de la fe en Su palabra es la única vida que permanece.

Por la fe, podemos ver la realidad tal como es en realidad. El versículo 3 nos dice que el universo fue creado por la palabra de Dios, no a partir de lo visible, sino de lo invisible. Esto significa que lo que se ve no es lo definitivo. El fundamento de todo no es la materia, sino la palabra hablada de Dios. Como nos recuerdan Juan 1 y el Salmo 33, todas las cosas fueron creadas por medio de Él. La fe, entonces, no es irracional, sino una visión más profunda, una mirada que trasciende lo temporal y se adentra en lo eterno.

La fe nos libera de la tiranía de las apariencias, los deseos y los miedos. Nos libera para vivir como aquellos que saben lo que es verdaderamente real. Nos saca de las sombras y nos lleva a la sustancia de las promesas de Dios. La aprobación de Dios, su aprobación y complacencia, se da a aquellos que creen, que confían, que caminan no por lo que ven, sino por la fe.

Y así se nos invita a responder. Prestemos mucha más atención (Heb. 2:1). Mantengamos firme nuestra confesión (Heb. 4:14). Acerquémonos a Dios (Heb. 10:22). Acerquémonos con confianza al trono de la gracia (Heb. 4:16). No retrocedamos (Heb. 10:39), sino avancemos, más profundamente en la fe, mientras aún se llama “hoy” (Heb. 3:13).

Deja que el asombro surja en tu corazón: lo invisible es más real que lo visible. Dios ha hablado, y su palabra sostiene todas las cosas. Creer en Él es vivir verdaderamente.

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