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Devotional 22 Julio 2025

July 22, 2025 • Steve Torres

Hebreos 11:11-12.jpg

"Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar." (Hebreos 11:11-12, RVR1960)

“Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.” (Hebreos 11:11-12, RVR1960)

La historia de Sara es un poderoso recordatorio de que la fe no se mide por la rapidez con la que llega, sino por si finalmente confía en Aquel que promete. En Génesis 18:12, Sara se rió ante la idea de tener un hijo en su vejez. Su respuesta inicial fue de incredulidad, lo cual es comprensible dada la imposibilidad natural de la situación. Y, sin embargo, Hebreos 11 alaba su fe. ¿Por qué?

Porque en algún momento entre la promesa y su cumplimiento, Sara creyó. Ella participó en la promesa. Consideró fiel al que había prometido (Hebreos 11:11). Y Dios la honró no por cómo comenzó, sino por cómo respondió al final.

Jesús cuenta una parábola en Mateo 21:28-31 sobre dos hijos. Uno dice “No” cuando se le llama a trabajar, pero luego cambia de opinión y obedece. El otro dice “Sí”, pero nunca cumple. Jesús afirma al que obedeció, aunque fuera después de su resistencia inicial. La lección es clara: la obediencia que llega tarde sigue siendo obediencia que agrada al Padre.

Sara es testigo de esta verdad. Su risa se convirtió en alegría (Génesis 21:6). Su duda dio paso a la fe. Aunque ella y Abraham estaban «prácticamente muertos», Dios les trajo vida (Hebreos 11:12). Y esa vida dio lugar a un pueblo tan numeroso como las estrellas.

Quizás sientas que has dudado demasiado tiempo, que has vacilado con demasiada frecuencia o que has perdido tu oportunidad. Pero escucha el testimonio de Sara: no es demasiado tarde para creer. Aunque tu pasado esté lleno de risas nacidas de la duda, Dios aún puede hacer brotar alegría de tu vida. Sus promesas no están limitadas por tus fracasos.

“Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones”. — Hebreos 3:15

Mientras se llame “hoy”, hay tiempo para responder con fe. Confía en Aquel que promete. Él es fiel. Y aún puede hacer más de lo que podrías pedir o imaginar, incluso ahora.

Sara, nuestro quinta testigo de la fe tardía pero verdadera, sigue hablando. Que tengamos oídos para oír.

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