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Devocional 15 Septiembre 2025

September 15, 2025 • Steve Torres

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“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (1 Pedro 5:1–4, RVR1960)

Pedro, después de hablar bastante sobre el sufrimiento y el fuego refinador, dirige ahora su atención al liderazgo de la iglesia. Exhorta a los ancianos no como una autoridad distante, sino como “anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo” (1 Pedro 5:1). Esta humildad marca el tono: el liderazgo en la iglesia de Cristo nunca se trata de poder por sí mismo, sino de pastorear el rebaño que pertenece a Dios.

Los pastores y ancianos deben enseñar no solo con sus palabras sino también con sus vidas. Pablo lo reflejó cuando instó a los creyentes: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Santiago advirtió que “no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Santiago 3:1). Si el fuego refinador prueba a toda la iglesia (1 Pedro 4:17), probará aún más a los líderes, ya que son llamados a ser ejemplos.

Las cualificaciones de un anciano en 1 Timoteo 3:1–7 y Tito 1:5–9 no son arbitrarias; reflejan al mismo Cristo. Ser sobrio, apacible, hospitalario y apto para enseñar es modelar el carácter del Príncipe de los Pastores (Juan 10:11). El liderazgo en el reino de Cristo rechaza los patrones mundanos de dominio y manipulación. Jesús lo dijo claramente: “Los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas… mas entre vosotros no será así” (Mateo 20:25–26). En cambio, los ancianos deben servir con prontitud, disposición y humildad (1 Pedro 5:2–3).

Este pasaje también es un llamado al rebaño. Los creyentes deben discernir y nombrar a hombres que encarnen el carácter de Cristo, y mantenerlos responsables de su llamado. Hebreos nos recuerda que los líderes “velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta” (Hebreos 13:17). Los pastores fieles llevan esta carga, pero la iglesia comparte la responsabilidad de apoyar y seguir a líderes que reflejan a Cristo.

Sin embargo, este llamado solemne lleva consigo gran esperanza. Pedro promete que “cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:4). Aunque los ancianos muchas veces trabajan sin ser vistos y sin alabanza terrenal, Cristo mismo ve su fidelidad. El verdadero Pastor honrará un día a Sus subpastores, no con coronas pasajeras de aprobación humana, sino con recompensa eterna.

Que los ancianos se examinen: ¿están modelando a Cristo en palabra y obra? Que el rebaño busque y sostenga a tales hombres, animándolos en esta santa encomienda. Pues al final, es la iglesia de Cristo, las ovejas de Cristo, y la gloria de Cristo a lo que todo pastoreo fiel apunta.

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