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Devocional 18 Octubre 2025

October 18, 2025 • Steve Torres

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“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.” (1 Corintios 2:1–4, RVR1960)

Pablo recuerda a los corintios que su ministerio no se fundaba en el carisma ni en la elocuencia, sino en el poder de Dios. Cuando llegó a ellos, no vino como un filósofo pulido, sino como un hombre transformado por el evangelio. Su vida era la evidencia del poder del Espíritu (1 Tesalonicenses 1:5). En lugar de impresionar a los sabios del mundo, Pablo reflejaba el mismo patrón de Cristo, quien “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Filipenses 2:7).

La “demostración del Espíritu y de poder” no fue un espectáculo de señales o milagros, sino la realidad visible de una vida cambiada. Así como Jesús dijo que el árbol se conoce por su fruto (Mateo 7:17–20), el mensaje de Pablo produjo fruto en arrepentimiento, fe y santidad entre los creyentes. La sabiduría del mundo busca convencer por lógica o desempeño, pero la sabiduría de Dios convence por la verdad y la transformación (1 Corintios 1:27–29).

El temblor y la debilidad de Pablo no eran obstáculos; eran los medios por los cuales se revelaba el poder de Dios (2 Corintios 12:9–10). El mismo Espíritu que capacitó a Pablo ahora habita en cada creyente, produciendo fe, perseverancia y amor que ninguna habilidad humana puede fabricar.

En la vida cristiana, nuestro testimonio es más poderoso no cuando parecemos fuertes, sino cuando la fuerza de Cristo se ve a través de nuestra fragilidad. Como Pablo, somos llamados a no saber nada sino a Jesucristo, y a éste crucificado, porque en ese mensaje únicamente está el poder de Dios para salvación (Romanos 1:16).

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