# MOVED HERE!

Devocional 3 Noviembre 2025

November 03, 2025 • Steve Torres

1 Corintios 4:9.jpg

“Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados y no tenemos morada fija; y nos fatigamos, trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos; nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.” (1 Corintios 4:9–14, RVR1960)

Pablo escribe con profunda ironía y afecto paternal. Los corintios, orgullosos de sus dones espirituales y de su posición social, veían su éxito como señal de madurez. Pablo destruye esa ilusión comparando su jactancia con su propio sufrimiento. Si estar en Cristo significa honra, riqueza y comodidad, entonces Pablo—que soporta hambre, persecución y desprecio—sería el menor de todos los creyentes. Pero precisamente su aflicción revela la verdadera fidelidad. Los apóstoles son “espectáculo al mundo”, despreciados y burlados, pero su perseverancia refleja el ejemplo de Cristo mismo, quien “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Filipenses 2:5–8).

La sabiduría de Dios se manifiesta en lo que el mundo llama necedad (1 Corintios 1:27). Pablo bendice cuando es maldecido (Romanos 12:14), soporta cuando es golpeado (2 Corintios 4:8–10), y se goza en participar de los padecimientos de Cristo (Filipenses 3:10). Esta es la Sabiduría de Dios que confunde la sabiduría del mundo. La fidelidad no exalta al yo, sino que magnifica a Cristo, quien “siendo rico, por amor a vosotros se hizo pobre” (2 Corintios 8:9).

La preocupación de Pablo no es sólo que los corintios piensen demasiado de sí mismos, sino que estén siendo influenciados por maestros que glorifican el éxito terrenal. Los falsos maestros disfrazan el orgullo de espiritualidad, jactándose en lo que han logrado y no en lo que Cristo ha hecho. Pablo insta a los creyentes a imitar no a los fuertes, sino al crucificado: medir la fe no por los aplausos, sino por la perseverancia en el amor.

El llamado permanece: vivan en la Sabiduría de Dios, y no en la sabiduría del mundo. Seguir a Cristo es caminar por el camino estrecho de la humildad, la perseverancia y el amor, hasta que la gloria sea revelada.

Share this post: