Devocional 6 Noviembre 2025

November 06, 2025 • Steve Torres

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“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, así como sois sin levadura; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.” (1 Corintios 5:6–8, RVR1960)

Pablo reprende a los corintios por su orgullo mientras el pecado se extendía entre ellos. Su jactancia mostraba que no comprendían la naturaleza del pacto al que pertenecían. Al usar la imagen de la Pascua y de la Fiesta de los Panes sin Levadura, Pablo recuerda el momento en que Israel, redimido por la sangre del cordero, fue mandado a quitar toda levadura de sus casas (Éx. 12:15–20). La levadura simbolizaba la corrupción, y su eliminación señalaba su separación de Egipto y su consagración a Dios.

En Cristo, aquella sombra antigua se ha hecho realidad. Ya somos “sin levadura” porque Su sangre nos ha purificado (1 Pedro 1:18–19). Nuestra liberación de el Egipto del pecado fue asegurada cuando “Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificado.” Por tanto, el mandato de limpiar la vieja levadura no es un llamado a ganar pureza, sino a vivir conforme a la pureza que ya hemos recibido. Tolerar el pecado o gloriarse en la sabiduría del mundo es traer de nuevo la levadura a la masa: mezclar a Egipto con la tierra prometida, la carne con el Espíritu, el viejo pacto con el nuevo.

Pablo llama a los creyentes a “celebrar la fiesta”, no mediante un ritual anual, sino con una vida marcada por la sinceridad y la verdad. Cada día se convierte en un recordatorio pascual, una comida del pacto vivida en santidad. Cristo es nuestro verdadero pan de vida (Jn. 6:35); Él no puede ser tomado junto con las corrupciones del mundo. Nuestra adoración debe ser singular y sin mezcla: Cristo solamente, sin contaminación, porque sólo Él es digno.