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Devocional 21 Noviembre 2025

November 21, 2025 • Steve Torres

1 Corintios 8:5-6.jpg

“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” (1 Co 8:4–6, RVR1960)

Pablo comienza afirmando una verdad que los corintios ya entendían: los ídolos no son nada. Las Escrituras se burlan repetidamente de la impotencia de los dioses falsos: son hechos por manos humanas, incapaces de hablar o actuar (Isaías 44:9–20; Salmo 115:4–8). Y Pablo concuerda: “no hay más que un Dios” (Deut 6:4; Isa 45:5). Sin embargo, Pablo sabe que la teología correcta puede usarse de manera incorrecta. Los corintios utilizaban su conocimiento verdadero para justificar un comportamiento que ignoraba cómo sus decisiones moldeaban la lealtad, tanto la suya como la de otros.

Por eso Pablo amplía la perspectiva. El mundo está lleno de “dioses” y “señores” (v.5), no como deidades reales, sino como objetos reales de devoción. Cualquier cosa que gobierne las decisiones de una persona se convierte en un “señor” funcional. Para algunos, eran ídolos en templos; para otros, estatus social, reputación, apetitos o expectativas culturales. Pablo ya les había advertido: “no me dejaré dominar por ninguno” (1 Co 6:12), y “no os hagáis esclavos de los hombres” (1 Co 7:23). Aunque los ídolos no sean nada, las lealtades que la gente forma alrededor de ellos son muy reales.

Por eso Pablo centra todo en la confesión cristiana del versículo 6. El Shema declara: “Jehová uno es” (Deut 6:4), y Pablo aplica esta verdad al Padre y al Hijo: “un solo Dios, el Padre… y un solo Señor, Jesucristo.” El Padre es la fuente y el propósito de nuestra existencia: “del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él.” Cristo es el mediador y sustentador de la creación: “por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (Juan 1:3; Col 1:16–17; Heb 1:2–3). Esto no es teología abstracta, sino el fundamento de la vida cristiana.

Así que la pregunta ya no es: ¿Son reales los ídolos? La verdadera pregunta es: ¿Quién es mi Señor? ¿Qué gobierna mis decisiones? ¿Qué da forma a mi libertad? ¿Qué determina la manera en que vivo?

Los ídolos no son nada, pero la lealtad lo es todo. Los cristianos no viven según la vaciedad de los dioses falsos, sino según la plenitud del Dios que nos creó y nos redimió. Existimos del Padre, por medio del Hijo, y para la gloria de Dios (Rom 11:36).

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